Porque muchas más mujeres quieren participar activamente en la vida de la Iglesia.

“¡Ensancha el espacio de tu carpa, despliega tus lonas sin mezquinar, alarga tus cuerdas, afirma tus estacas! Porque te expandirás a derecha y a izquierda…” Isaías 54, 2-3.

Este hermoso texto de Isaías que ha servido de base en el documento para la etapa continental del sínodo sobre sinodalidad, resuena con esperanza en los oídos de las mujeres en la Iglesia de Argentina.

La consulta hecha en las diócesis de nuestro país da cuenta del anhelo que ellas experimentan hacia una mayor participación en la vida de la Iglesia que se expresa en pedidos muy concretos. En primer lugar, se hace indispensable el reconocimiento de la común dignidad que tenemos mujeres y varones dentro de las comunidades, un reconocimiento que se funda en la Palabra de Dios. Se aspira a que no se trate de una retórica, sino de una participación concreta y activa, no sólo en el trabajo (que las mujeres ya realizamos, y mucho), sino en la toma de decisiones, en la liturgia y en el liderazgo en las comunidades. El Papa Francisco ha dado pasos en este sentido en distintas instancias dentro del Vaticano, pero esto no basta si en parroquias, capillas, barrios y centros comunitarios las mujeres son dejadas de lado a la hora de tomar las decisiones.

Es importante también que se valore el trabajo que las mujeres ya realizan en los distintos ámbitos de la vida comunitaria: la catequesis, la misión, la caridad, la liturgia, la gestión administrativa dentro de la Iglesia. Sin el trabajo que ellas hacen, las comunidades no podrían seguir funcionando.

Una diócesis de nuestro país así se expresaba en el informe para la etapa continental “También es reiterada la preocupación por la disminución de la credibilidad y la confianza en la Iglesia debido a la crisis de los abusos cometidos por los miembros del clero o personas que ejercen cargos eclesiásticos (abusos espirituales, sexuales, económicos, de autoridad, de conciencia)”, muchas mujeres de diversas edades y condiciones son víctimas de estas situaciones.

La Iglesia es esa tienda que necesita ensancharse, alargarse para que todos y todas podamos no sólo encontrar nuestro lugar en el Pueblo de Dios, sino crecer y florecer según la propia vocación. Un lugar que contempla el hecho de tener una voz en la comunidad, una voz que sea oída y tenida en cuenta al momento de discernir y tomar decisiones. Muchas mujeres anhelan encontrar ese espacio en la Iglesia de realización y plenitud que menudo les ha sido negado.

Que el Espíritu nos inspire para que sepamos ser tienda de encuentro entre nosotros y con el Señor.

Área de las mujeres,

Secretariado Nacional para los Laicos

CEVILAF

8 de marzo de 2023

Un comentario en «Ensancha el espacio de tu tienda…: Mensaje para el Día de las Mujeres»
  1. Si pueden ver un poco más allá de la nariz, verán: ¿quienes han dado educación, cariño, valores, fortaleza, ejemplo, vocación de servicio, voluntad y ganas de transformar al mundo desde el sacerdocio a los curas y hombres que se ordenan sacerdotes? Pues creo que fueron en su mayoría, enormes, grandes, gigantes mujeres, madres presentes y grandes guías. Y lo hicieron en enormes, inmensas tiendas que han hecho crecer para poder llegar a una de las más grandes acciones que se puede hacer! Dar a sus hijos, como hizo la Virgen María, al mandato que Dios les tenía preparado.
    La tienda no siempre es uno mismo, la tienda también es quienes nos rodean. Y ¡Cuánto más grande es la tienda cuando se piensa en el de al lado y no en uno mismo! Viva la Mujer, Viva la Santísima Virgen María y la Mas Inmensa de las Tiendas La Sagrada Familia.

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