Al hablar de familia quiero empezar dirigiéndome primero a los jóvenes.

Cuando pienso en un modelo en el que ustedes, los jóvenes, se puedan sentir identificados, siempre me viene a la cabeza nuestra Madre, María.

Su valentía, su saber escuchar y su dedicación al servicio.

Ella fue valiente y decidida al decir “sí” al Señor.

Ustedes, los jóvenes que quieren construir algo nuevo, un mundo mejor, sigan su ejemplo, arriésguense.

No olviden que para seguir a María necesitan discernir y descubrir lo que Jesús quiere de ustedes, no lo que a ustedes se les ocurre que pueden hacer.

Y en este discernimiento es de gran ayuda escuchar las palabras de los abuelos.

En esas palabras de los abuelos van a encontrar una sabiduría que los va a llevar más allá de las cuestiones del momento.

Le van a dar panorámica a las inquietudes de ustedes.

Recemos, hermanas y hermanos, para que los jóvenes, llamados a una vida plena, descubran en María el estilo de la escucha, la profundidad del discernimiento, la valentía de la fe y la dedicación al servicio.

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