Salta, Catedral Basílica
20 de noviembre de 2025
Textos
Col 3,12-17
Sal 132
Ev. Lc 10, 17-24
Homilía
“Canten a Dios con gratitud y de todo corazón” (Col 3,16)
I
Queridos hermanos:
El Señor nos ha reunido en esta Celebración Eucarística para agradecer, desde la alegría profunda del Espíritu, como la del mismo Jesús en el Evangelio, el año académico de nuestra Universidad Católica de Salta que va finalizando y los diez años de servicio rectoral del Ing. Mg. Rodolfo Gallo Cornejo. También queremos agradecer el haber podido completar el proceso eleccionario del Rector que ha de conducir nuestra Casa durante el período 2026-2031, que culminó con la designación del Dr. Federico Colombo Speroni.
Nuestra celebración se encuadra en el clima del Jubileo de la Educación que se celebró en Roma y tuvo como momento culminante la Celebración Eucarística durante la cual fue proclamado Doctor de la Iglesia San John Henry Newman.
Unimos también el recuerdo del Card. Estanislao Karlic, figura destacada del Episcopado Argentino, quien falleciera a la edad de 99 años el pasado 8 de agosto. El Cardenal fue una figura importante en la vida de nuestra patria, en particular promoviendo la mesa del diálogo en la crisis del año 2001 y se destacó por la creación de la Comisión de Pastoral Universitaria en la Conferencia Episcopal Argentina.
II
Como Iglesia particular, en la que vive la única Iglesia de Cristo, ¿cómo no agradecer el regalo inmenso que significa nuestra Universidad Católica? Estamos recorriendo el 62° año de su existencia y somos testigos de un proceso de crecimiento en calidad académica, investigación, inserción social, internacionalización que es fruto de la bendición de Dios que multiplica el esfuerzo, la comunión y el compromiso de todos ustedes y de todos los componentes de la comunidad universitaria. Reconocemos el don de Dios y agradecemos el don de todos ustedes y lo ponemos sobre la mesa del altar. En este proceso, la persona, el trabajo y el amor de Rodolfo tiene una significación especial. Por eso, a Dios y a todos ustedes, muchísimas gracias.
En este presente que se abre a un futuro confiado en el Señor y en ustedes, queremos pedir al Padre de Jesucristo que bendiga iluminando y fortaleciendo con su Espíritu Santo a Federico. Estoy convencido que la Universidad tiene un potencial que la coloca en un cruce de caminos que la convierte en un punto de unidad, de vida, de ciencia y de sabiduría al servicio de Salta y de la Argentina.
Por lo que ustedes son, han demostrado y pueden, no tengo duda que, si continúan trabajando con sentido de pertenencia, ofreciendo lo mejor de sí mismos y con humilde confianza en Dios “como los sencillos del Evangelio que entusiasman a Jesús”, se ha de multiplicar el bien que hoy ofrece nuestra querida Universidad.
El Nihil intentatum que está grabado en el ADN de nuestros corazones no nos permite quedarnos.
III
¿Por qué unimos a esta celebración el homenaje a San John Henry Newman?
San John Henry Newman nació en Inglaterra en el año 1801. Hijo de padres anglicanos. Desplegó su actividad a lo largo del siglo XIX. En 1945 ingresó a la Iglesia católica, como punto de llegada de un proceso de búsqueda de la verdad religiosa. Esto le significó un doloroso camino que lo convirtió en un verdadero confesor. En su vida de anglicano calvinista y de católico estuvo siempre vinculado con el mundo universitario. Sus sermones y discursos forman parte de un libro “Acerca de la idea de Universidad”.
Con motivo del Jubileo del Mundo Educativo, el Papa León XVI, el pasado 1 de noviembre lo nombró copatrono, junto con santo Tomás de Aquino, de todas las personas que forman parte del proceso educativo.
En esa ocasión afirmó el Papa; “La imponente estatura cultural y espiritual de Newman servirá de inspiración a las nuevas generaciones, con un corazón sediento de infinito, dispuestas a realizar, por medio de la investigación y del conocimiento, aquel viaje que, como decían los antiguos, nos hace pasar per aspera ad astra, es decir, a través de las dificultades, hasta las estrellas[1].
Mirando los desafíos de la hora al mundo educativo el Papa nos dijo; “debemos trabajar juntos «para liberar al ser humano de la sombra del nihilismo, que es quizás la plaga más peligrosa de la cultura actual, porque es la que pretende borrar la esperanza». La referencia a la oscuridad que nos rodea nos remite a uno de los textos más conocidos de san John Henry, el himno Lead, kindly light («Guíame, Luz amable»). En esa hermosa oración, nos damos cuenta de que estamos lejos de casa, que nuestros pies vacilan, que no logramos descifrar con claridad el horizonte. Pero nada de esto nos detiene, porque hemos encontrado la Guía: «Guíame, oh Luz amable, entre las tinieblas que me rodean. ¡Guíame tú!– Lead, kindly Light. The night is dark and I am far from home. Lead Thou me on!»[2].
Debemos acompañar a nuestros alumnos y a todos los miembros de la comunidad educativa, a descubrir el sentido de la propia vida. Al respecto señaló el Papa León: “Entre el legado perdurable de san John Henry se encuentran, en este sentido, algunas contribuciones muy significativas a la teoría y la práctica de la educación. «Dios —escribía—me ha creado para hacerle algún servicio definido. Me ha encomendado alguna obra que no ha dado a otro. Tengo mi misión. Nunca podré conocerla en esta vida, pero me será revelada en la otra» (Meditaciones y devociones, Madrid 2007, 225). En estas palabras encontramos expresado de manera espléndida el misterio de la dignidad de cada persona humana y también el de la variedad de los dones distribuidos por Dios. Deseo que podamos compartir con los alumnos esta visión.
La vida se ilumina no porque seamos ricos, bellos o poderosos. Se ilumina cuando uno descubre en su interior esta verdad: Dios me ha llamado, tengo una vocación, tengo una misión, mi vida sirve para algo más grande que yo mismo. Cada criatura tiene un papel que desempeñar. La contribución que cada uno tiene para ofrecer es de un valor único, y la tarea de las comunidades educativas es alentar y valorar esa contribución. No lo olvidemos: en el centro de los itinerarios educativos no deben estar individuos abstractos, sino personas de carne y hueso, especialmente aquellas que parecen no producir, según los parámetros de una economía que excluye y mata. Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad”[3].
IV
Por último, el recuerdo del Cardenal Karlic se inscribe en el reconocimiento de un argentino que amó la educación universitaria entrañablemente. Al terminar la Celebración leeremos un recuerdo del Dr. Alberto Taquini que nos permitirá valorar también su vínculo con nuestra Universidad.
Continuemos con nuestra Celebración.
[1] LEON XVI, Homilía del 1 de noviembre de 2025
[2] Ya hacía tiempo se habían popularizado y se cantaban en los templos anglicanos los versos biográficos que Newman había escrito al iniciar el regreso de un viaje a Sicilia, cuando tenía treinta y dos años, y que pertenecen a su poema The pillar of the cloud (= La columna de nube), versos que se han transformado en canto también en algunas versiones en español:
Guíame, luz amable,
las tinieblas me rodean,
guíame hacia delante.
La noche es densa,
me encuentro lejos del hogar,
guíame hacia delante.
Protégeme al caminar.
No te pido ver claro el futuro,
solo un paso, aquí y ahora.
[3] León XIV, Homilía del 1 de noviembre de 1925